El ron es conocido por su versatilidad y carácter distintivo, porque destaca como el protagonista de una amplia gama de cócteles. Gracias a su capacidad para combinar con una gran variedad de ingredientes, este destilado ofrece una experiencia única que puede adaptarse a diferentes gustos y ocasiones.
Saber con qué se mezcla el ron abre un mundo de posibilidades te invitamos a descubrir los mejores ingredientes para combinar con ron y las sensaciones que estas combinaciones pueden suscitar.
Vaso: high ball.
Garnish: slide naranja, slide limon verde.
Agregar, mezclar, servir y disfrutar.
Vaso: old fashion.
Garnish: twist naranja.
Agregar, mezclar, servir y disfrutar.
Con su versatilidad y riqueza en sabores, el ron es un aliado ideal para crear experiencias inolvidables en cada sorbo. Ahora que conoces con qué se mezcla el ron ¿Qué esperas para descubrir tu mezcla favorita?
Profundiza tu conocimiento en cócteles y redescubre las bebidas con ron clásicos, y nuevas posibilidades con Ron Matusalem: donde la tradición se encuentra con la sofisticación
Hablar de la historia del ron es hablar de evolución. No solo de una bebida, sino de trayectoria. Una trayectoria que, como todo lo que perdura, ha sabido transformarse con el tiempo, pulir sus aristas y conservar su esencia.
Hoy, el ron vive un renacimiento. Ya no se trata solo de tradición o leyenda, sino de elección: elegimos el sabor que deja huella, elegimos calidad, elegimos historia.
Desde las barras más exclusivas del mundo hasta las conversaciones íntimas entre amigos, el ron ha conquistado un lugar privilegiado. Y en esa conquista, Matusalem no solo ha sido testigo: ha sido protagonista.
Para entender el presente del ron, es necesario mirar atrás. La historia del ron encuentra sus raíces en el Caribe del siglo XVII. Fue ahí donde, entre campos de caña de azúcar y manos que conocían el arte del trabajo duro, surgió el descubrimiento: la melaza podía transformarse en algo más. Ese “algo” fue el inicio de una revolución.
Durante siglos, el ron navegó rutas comerciales, acompañó a marineros, inspiró a piratas y dio forma a leyendas. Pero también evolucionó, cambió de manos, de tierras y de técnicas. En ese movimiento, llegó a Cuba y encontró un nuevo lenguaje: más refinado, más complejo, más universal.
Una de las páginas más decisivas en la historia del ron la escribió Matusalem al introducir el método Solera en su proceso de producción. Originario de España y aplicado por primera vez con maestría al ron, este sistema de añejamiento progresivo permitió alcanzar una suavidad inédita y una profundidad que, hasta entonces, era impensada.
Así nació un ron distinto. Uno que no solo se bebe, sino que se contempla, se conversa, se recuerda. Con cada gota, el Solera transmite la experiencia de generaciones que han sabido perfeccionar lo perfeccionable.
A medida que el ron conquistaba nuevos territorios, adoptó matices y expresiones únicas. En América Latina, cada región le dio su impronta: desde los perfiles ligeros de Puerto Rico hasta los tonos intensos de Jamaica. Pero en medio de esa diversidad, la elegancia del ron dominicano, pulida por el legado cubano, comenzó a destacarse.
Hoy, Matusalem (nacido en Cuba y refinado en República Dominicana) representa ese equilibrio perfecto entre herencia y vanguardia. No es casualidad que su presencia sea sinónimo de momentos bien elegidos: encuentros entre amigos, pláticas que se extienden hasta la madrugada, noches que se vuelven inolvidables.
El siglo XXI trajo consigo algo más que tendencias; trajo un redescubrimiento del buen gusto. En ese camino, los rones añejados encontraron el momento justo para brillar. La búsqueda de experiencias auténticas y sofisticadas impulsó a consumidores exigentes a mirar más allá de lo habitual. Ya no bastaba una “cuba”. Lo que buscaban era mixología con alma.
Así emergieron etiquetas como Matusalem Gran Reserva 15, GR 23 o XO, cada una con un carácter propio, diseñado para quienes aprecian los detalles: la elegancia del añejamiento, la complejidad aromática, el deleite que solo se alcanza con maestría.
La historia del ron no es solo un relato del pasado; es una decisión que hacemos en el presente. Elegir un ron como Matusalem es optar por una bebida que ha sido esculpida con paciencia, conocimiento y visión. Es buscar algo más allá del sabor: una experiencia multisensorial, una afirmación de gusto, un reflejo de quiénes somos cuando el momento es verdaderamente nuestro.
Hoy, seguimos escribiendo la historia del ron. No con tinta, sino con momentos. Con cada botella que evoca cinco generaciones de maestría. Con cada sorbo que recuerda que el buen gusto perdura.
Porque hay historias que se cuentan y otras que se comparten.